Poner Límites. Decir que sí y decir que no.

Poner límites en nuestras relaciones a veces no es tarea fácil y si no estás muy entrenado puede resultar todo un desafío.

Un límite es una línea que permite saber  donde acabo yo y donde empieza el otro. Un límite nos ayuda a saber dónde empiezan y terminan las cosas, nos ayuda a nombrar, nos ayuda a establecer un acuerdo con el otro de respeto y nos ayuda a respetarnos a nosotros mismos. Un límite es respeto,  autocuidado y protección.

Debemos saber también qué no es un límite:

  • Poner un límite no es ser egoísta. Ser egoísta es hacer las cosas desde la oscuridad o con mala intención. Si no he entrenado mucho poner límites, puede parecer que no estoy pensando en el otro. A veces se puede confundir cuidarse y ser egoísta para dañar al otro.
  • Poner un límite no es ser agresivo. Hay muchas formas de poner un límite. A veces esperamos demasiado para comunicar, acumulamos y explotamos de malas formas. A veces nos cuesta escuchar esa brújula interior pero cuando lo hacemos, podemos poner límites a tiempo.
  • Poner un límite no es ser débil. No tienes por qué poder con todo siempre. Decir no, no es no poder.  Requiere de muchísimo coraje hablar de tu verdad y comunicar desde la asertividad.
  • Poner un límite no es ser orgulloso o intransigente. Se puede negociar, trabajar en equipo y cooperar con los demás. 

El equilibrio es saber estar abierto a las sugerencias de los demás y escuchar qué necesitas y cuál es tu perímetro. Tu perímetro de autocuidado en el que yo me sienta bien y pueda estar en relación sana con los demás.

Nos cuesta poner límites por varios motivos. Sobre todo por Miedo a que no nos quieran o no nos acepten. Miedo a ser rechazado y que afecte a nuestra valía. A veces también cuesta poner un límite porque crees que algo malo va a pasar y por ello permaneces complaciente. 

Si estas en alguna relación donde necesitas comunicar límites puedes empezar tomando conciencia y viendo qué necesitas. También ayuda mucho  el autoconocimiento que tengas de ti mismo y ver hasta dónde está siendo una protección innecesaria y hasta donde está siendo una invasión innecesaria.

 

Los beneficios que puedes obtener poniendo límites son los siguientes:

 

– Relaciones más sanas, duraderas y sostenibles a largo plazo. Nombrar y regular expectativas con el otro, qué es y no es sano para mí.

– Sirve para que el otro sienta empatía hacia mí y abre la posibilidad a sentirse más libre para comunicar. Abro un espacio de confianza. Doy permiso al otro a que haga lo mismo conmigo.

– Trabajo la despersonalización , el egocentrismo y la víctima. Puede que me encuentre un no y no tenga nada que ver conmigo.

– Gano confianza, empoderamiento, reafirmación y honestidad conmigo mismo.

– Es una buena guía para que el otro me conozca más y mejor.

 

Muchas veces tenemos una idea del amor como algo condicional, por ejemplo me van a querer si sigo complaciendo o me van a dejar de querer si no hago tal cosa.

Sin embargo, el amor hacia ti mismo y hacia los demás es un amor incondicional en el que quieres a pesar de.

No olvidemos que a veces cuando le estoy diciendo que sí al otro, estoy diciéndome que no a mí.

 

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Psicología y Psicoterapia en la Sierra Norte de Madrid.

 



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